Un azulejo rectificado tiene las mismas propiedades físicas que un azulejo tradicional, la única diferencia es que, tras su cocción, se le aplica un procedimiento que nos permite obtener una baldosa con cantos totalmente rectos.
Este tratamiento con muelas diamantadas (o láser) “rectifica” los bordes consiguiendo ángulos perfectos de 90º. Y el pulimento no afecta para nada a su espesor y calidad de la cerámica.
Así, el azulejo rectificado encaja sin fallos con el resto de piezas de la serie. Esto nos ofrece su ventaja principal: poder colocarlos con una junta de tan solo 2mm de separación, lo que resulta en preciosas superficies continuas en las que apenas se percibe transición entre una baldosa y otra. (Sobre todo, si la junta es del mismo color que la pieza cerámica).
Como consecuencia, también se generan pavimentos y revestimientos más limpios ya que no tenemos las juntas habituales, que pueden llegar a tener 5 mm.
Su colocación suele ser más lenta y compleja que la de un azulejo normal por lo que debemos asegurarnos de trabajar con profesionales.
En un inicio el rectificado se aplicaba tan solo a los azulejos de imitación mármol, para conseguir esa sensación de piezas enormes y lisas.
Pero en la actualidad ya no es así.
Mykonos Cerámica cuenta entre sus series con múltiples opciones de rectificados.
No solo en baldosas de la serie Mármol si no en maderas cerámicas como CALIMA, piedras como la serie BALI ROCK, cemento cerámico como el MANÁ, azulejos rústicos, de interior y de exterior, distintos formatos…
Normalmente los azulejos rectificados son porcelánicos, no obstante, en Mykonos Cerámica también se pueden encontrar azulejos de pasta blanca rectificados, como el MARMI, o con texturas más allá de las lisas, con opciones de relieve de diamantes u ondas como en la serie ASTOR.